sábado, 29 de octubre de 2011

 
 
Antes que tú me moriré; escondido
en las entrañas ya
el hierro llevo con que abrió tu mano
la ancha herida mortal.

Antes que tú me moriré; y mi espíritu,
en su empeño tenaz,
se sentará a las puertas de la muerte,
esperándote allá.

Con las horas los días, con los días
los años volarán,
y a aquella puerta llamarás al cabo...
¿Quién deja de llamar?

Entonces, que tu culpa y tus despojos
la tierra guardará,
lavándote en las ondas de la muerte
como en otro Jordán;

allí donde el murmullo de la vida
temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene
silenciosa a expirar;

allí donde el sepulcro que se cierra
abre una eternidad,
todo cuanto los dos hemos callado,
allí lo hemos de hablar.

                                                                            -Becquer-

martes, 25 de octubre de 2011

Faciamo così: se qc non va, io aprio gli occhi e tu ci sei

E i colori di tutte le cose ritornano.
Per risparmiare la morte soltanto.






Vives como esto, abrigado, en un mundo delicado,
y crees que estás viviendo.
Entonces leíste un libro (señora Chatterley, por ejemplo),
o tomas un viaje, o hablas con Richard,
y descubres que no estás viviendo,
Los síntomas de hibernating son fácilmente perceptibles:
primero, Estancamiento.
El segundo síntoma
(cuando el hibernating llega a ser peligroso y pudo degenerar en muerte):
Ausencia del placer... Ése es todo!.
Aparece como una enfermedad inofensiva.
Monotonía, aburrimiento, muerte.
Millones viven como esto (o morir como esto) sin saberlo.
Trabajan en oficinas.
Conducen un coche.
Meriendan en el campo con sus familias.
Crían a niños.
Y entonces un cierto tratamiento por electrochoque ocurre,
una persona, un libro, una canción, y los despierta y les ahorra la muerte.

-ANAIS MIN-

lunes, 24 de octubre de 2011

Creo que yo nunca te voy a poder borrar



Creo que me voy a borrar de esto... Desde esta noche todo ha de cambiar. La definitiva. Pero yo no quiero borrar, sólo quiero sin más la cuenta nueva. Y más que borrar, añadir. Añadir, y añadirte, porque yo no te puedo borrar. Añadir será fácil, con todo lo que no te puedo decir. En esencia no es mucho pero a decir verdad lo es todo. Es todo lo que siento, con toda la fuerza de este verbo que a veces desgarra. Lo que más siento es no poder decirte esto que estoy sintiendo. Si me dijeran que hoy es el último día de mi vida te llamaría y te buscaría y te lo diría o simplemente te miraría, pero haría algo, eso sin duda. Eso es precisamente lo que me mueve a querer mandarte esto ahora mismo, antes de...; es lo que me movió a querer despedirme de ti antes de que te fueras; y lo que me llevaba allí, a ir a mirarte; y lo que me implusó a hablarte ese día. Si sucediera, pensaba, al menos ya sé su nombre. No era que yo tuviera prisa, era que pensaba que el tiempo se me acababa. Ajeno a ti por un lado y al mismo tiempo gracias a cononerte por el otro, algo me sucedió que me cambió la concepción del tiempo y de la vida. Y tenía miedo.

Entonces pasó lo que ya sabes. Y se quedó en ni sé qué. No quise pedir más de lo que dabas o preguntar más de lo que respondías. Solo intenté jugar todas mis cartas sin comprometer las tuyas. Te quería respetar, mi ley primordial. Guardé la distancia, aunque no pude perder la esperanza. Se aferró a mi y yo me aferré a ti. No te quería acabar. Entonces esperanza y tú sonábais celestial. Ahora ya sin la inminencia del tiempo y con el correr ligero de los días empecé a sentir distinto, a combinar emoción y serenidad. El sol brillaba más y los días de frío tenían buen abrigo. La música sentía distinta, venía de ti y hacia ti. Soñaba mucho más, con la vida, con mi vida y con tú en el mundo. Hacía sólo lo que me apetecía.

Sin darme cuenta me empezó a bastar con verte o, más bien, sentirte cerca; incluso cuando no estabas, con solamente saber que eras (lo más lindo de este mundo, por cierto). No niego que a veces no lo soportara; te he echado de menos. Y quizás por eso volvió otra vez la inminencia, cuando lo presentía...  la brevedad del tiempo, no ya porque cada día pudiera ser el último, sino porque en verdad venías con fecha de caducidad. Por eso tuve otra vez que jugar. Creo que en el fondo lo esperabas. Y básicamente me quedé destrozada, no por la respuesta sino por ser la última vez que te veía. Y quise al minuto volver y rebobinar y hacerlo distinto para cambiar el resultado. Pero algo te conocí en todo ese tiempo y sabía que nada lo hubiese cambiado. Entonces pensé que ante un resultado inequívoco lo mejor era claramente conformarme con el buen recuerdo y la buena imagen de una buena despedida. De eso estoy orgullosísima, pero me quemó profundamente no poder retroceder y hacerlo distinto.

Como ahora. Cuando las cosas dejan de estar en tu mano es cuando surge la frustración y la impotencia. Cuando simplemente te tienes que aguantar.  ¿Como se vuelve a la sombra después de haber visto la luz? Es que simplemente sabes que hay algo más y ya no te puedes conformar. ¿Por qué no te puedo mandar esto? ¿Por qué no puedo intentarlo cambiar? No tengo derecho a cargarte pero sabes que lo necesito intentar. Otra puerta se va a cerrar...

    A menos que hoy fuese mi día.

Te tengo que respetar. Sé que no tengo derecho. Yo sé hasta donde puedo llegar pero no hasta donde tengo el derecho de entrar. Me hubiese gustado saber tantas cosas de ti. Hubiese echo  tantas cosas por ti, casi tantas como no hubiese echo, pero si supieras todas las que hubiese echo... Lo mejor de ti es todo lo que sacaste de mi. Por eso me cuesta tanto resignarme a que te me vayas. Si algo aprendí fue a hacer lo que me hacía feliz, y eso no lo quiero olvidar. Ni a ti. Por eso te voy a añadir. No te puedo borrar porque borraría parte de lo que soy, de lo que recuperé e inventé de mi, de lo que volvi a ser  y de lo que aprendí a ser gracias a ti.

Te voy a echar mucho de menos.

 .

jueves, 20 de octubre de 2011

Si algo aprendí fue a hacer lo que me hacía feliz. Y eso no lo quiero olvidar



Pero ¿cómo no lo olvido si ya no estás y entonces ya muchas cosas no me hacen el mismo tilín? Y empiezo a notar que los incordios diarios que gracias a ti ignoraba ya empiezan a molestar, como antes, como antes de conocerte. ¿Y qué pasa si vuelvo a ser la de antes? Con todo lo que avancé. La de antes e incluso peor, porque antes no sabiendo que había algo distinto pensaba que era el orden natural. Pero no es así en absoluto. ¿Como se vuelve a la sombra después de haber visto la luz? Es que simplemente sabes que hay algo más y ya no te puedes conformar.

Y peor de los peores. Suena el móvil y aún pienso lo impensable. Porque que el destino nos pueda juntar es posible, sí, y esa es mi esperanza última. Pero que tú llames, eso si q es de otro calibre. Antes tendrías que volver a nacer y no ser tú. Y si tengo que elegir... de ningún modo quisiera algo distinto a ti. Todos sabemos que tus particularidades son lo que me engancharon. Tu mirada el encanto inmediato y tus misterios el hechizo eterno. Tu sonrisa el aliento, pero tus silencios el anhelo. Tus no palabras y tus palabras 'no'. Tu privacidad. Tu vida para ti. Tu no estar. Tu ir y venir. Tu tierra hermosa. Tu auténtica pasión, cada domimgo. Tus poemas y tus canciones.

Tú. No llames. Y si el destino no lo ve factible, el haberte conocido quedará en una constante, una prueba de que verdaderamente existió algo más.

domingo, 9 de octubre de 2011

dedicado a ti, mi amor libre

Pero ahora dejame solo. Quiero olvidarme de ti para vivir otras vidas.
¡Y volverte a conocer!




Querido Ricardo:


Aún recuerdo tu mirada. Ese brillo que se ahogaba. Esos ojos grandes. Los que inventaban el mundo, un mundo de refugio. Te sentías desolado y quisiste habitar tu cosmos de felicidad. Lo lograste: te hiciste a ti mismo, un hombre libre. Entonces allí me conociste a mí, Sirena, también de ojos grandes y con ganas de soñar. Más que ganas, necesidad, al igual que tú. Porque igualmente me sentía ahogada. Y no quería que mi brillo se apagara del todo, así que inventé una nueva realidad donde también ser libre. Pero parece que la libertad es un concepto demasiado abstracto, sin significado definido, pues para empezar dos personas como tú y como yo, soñadores por igual, creadores del mismo mundo ideal, tenemos opiniones tan distintas.



Para ti es más importante la seguridad, que maquillas como amor. Dices que te asusta el mar, porque me puede alejar de ti, porque ‘me atrae demasiado’ y aludes a tu inmenso amor, más inmenso que el mar. Y no me preguntas por mi inmenso amor. Entonces me doy cuenta de que el tuyo no es tan inmenso porque de ser así querrías saber cuáles son todos mis amores, desde el más diminuto hasta el más inmenso. Porque yo tengo muchos amores, aunque eso te asuste también. Pero es que como no me has preguntado nunca no sabes que esos amores no son otros hombres como tú afirmas  (afirmas, no preguntas tampoco). Mis amores son todas las cosas que me gusta percibir o sentir, como el sol, la hierba, la música, como el mar, como tú.



‘No necesitamos tener las montañas para saber que están ahí’ decían los Maoríes cuando querían quitarles sus tierras. No entendían ese afán por la posesión; falsa pretensión pues ¿acaso te conformarías con tenerme a tu lado sin mi voluntad? Entonces no sería yo y entonces sería contraproducente, ¿no?



Por eso me voy. Por ti y por mi, por los dos. Por mi, para yo seguir siendo yo, con mi sol, mi hierba, mi música y mi mar; y contigo tb (seguirás siendo mi amor aunque no te tenga). Por ti, para que sigas siendo un hombre de ojos grandes  y no te conviertas en alguien odiado. Por los dos para seguir libres como imaginamos en nuestros distintos pero no tan distantes mundos de ensueño.



Te quiere libre,

Sirena.

lunes, 3 de octubre de 2011

después de algunas tribulaciones, todo lo que deseen...


La caricia perdida
Se me va de los dedos la caricia sin causa,
se me va de los dedos ... En el viento, al rodar,
la caricia que vaga sin destino ni objeto,
la caricia perdida, ¿quién la recogerá?

Pude amar esta noche con piedad infinita,
pude amar al primero que acertara a llegar.
Nadie llega. Están solos los floridos senderos.
La caricia perdida rodará... rodará...

Si en los ojos te besan esta noche, viajero,
si estremece las ramas un dulce suspirar,
si te oprime los dedos una mano pequeña
que te toma y te deja, que te logra y se va,

si no ves esa mano ni la boca que besa,
si es el aire quien teje la ilusión de llamar,
oh, viajero, que tienes como el cielo los ojos,
en el viento fundida ¿me reconocerás?
 
 
-ALFONSINA STORNI-
 
 

sábado, 1 de octubre de 2011

tu punto de vista


Después de un tiempo,
uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma,
y uno aprende que el amor
no significa acostarse
y una compañía no significa seguridad.

Y uno empieza a aprender.
Que los besos no son contratos
y los regalos no son promesas
y uno empieza a aceptar sus derrotas
con la cabeza alta y los ojos abiertos
y uno aprende a construir
todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana
es demasiado inseguro para planes...
y los futuros tienen una forma de
caerse en la mitad.

Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema.
Así que uno planta su propio jardín
y decora su propia alma, en lugar
de esperar a que alguien le traiga flores.
Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno realmente es fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende...
y con cada día uno aprende.

- J. L. BORGES-



Y yo he aprendido.
Mi punto de vista.
Puede que lo único en lo que confluyamos los dos. 
Admirable si es así, aunque no deseable para mí.
Pero admirable, envidiable, porque tu vida es para ti.