domingo, 9 de octubre de 2011

dedicado a ti, mi amor libre

Pero ahora dejame solo. Quiero olvidarme de ti para vivir otras vidas.
¡Y volverte a conocer!




Querido Ricardo:


Aún recuerdo tu mirada. Ese brillo que se ahogaba. Esos ojos grandes. Los que inventaban el mundo, un mundo de refugio. Te sentías desolado y quisiste habitar tu cosmos de felicidad. Lo lograste: te hiciste a ti mismo, un hombre libre. Entonces allí me conociste a mí, Sirena, también de ojos grandes y con ganas de soñar. Más que ganas, necesidad, al igual que tú. Porque igualmente me sentía ahogada. Y no quería que mi brillo se apagara del todo, así que inventé una nueva realidad donde también ser libre. Pero parece que la libertad es un concepto demasiado abstracto, sin significado definido, pues para empezar dos personas como tú y como yo, soñadores por igual, creadores del mismo mundo ideal, tenemos opiniones tan distintas.



Para ti es más importante la seguridad, que maquillas como amor. Dices que te asusta el mar, porque me puede alejar de ti, porque ‘me atrae demasiado’ y aludes a tu inmenso amor, más inmenso que el mar. Y no me preguntas por mi inmenso amor. Entonces me doy cuenta de que el tuyo no es tan inmenso porque de ser así querrías saber cuáles son todos mis amores, desde el más diminuto hasta el más inmenso. Porque yo tengo muchos amores, aunque eso te asuste también. Pero es que como no me has preguntado nunca no sabes que esos amores no son otros hombres como tú afirmas  (afirmas, no preguntas tampoco). Mis amores son todas las cosas que me gusta percibir o sentir, como el sol, la hierba, la música, como el mar, como tú.



‘No necesitamos tener las montañas para saber que están ahí’ decían los Maoríes cuando querían quitarles sus tierras. No entendían ese afán por la posesión; falsa pretensión pues ¿acaso te conformarías con tenerme a tu lado sin mi voluntad? Entonces no sería yo y entonces sería contraproducente, ¿no?



Por eso me voy. Por ti y por mi, por los dos. Por mi, para yo seguir siendo yo, con mi sol, mi hierba, mi música y mi mar; y contigo tb (seguirás siendo mi amor aunque no te tenga). Por ti, para que sigas siendo un hombre de ojos grandes  y no te conviertas en alguien odiado. Por los dos para seguir libres como imaginamos en nuestros distintos pero no tan distantes mundos de ensueño.



Te quiere libre,

Sirena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario